En ocasiones, los dientes pierden su forma debido a tinciones (tabaco, ciertos medicamentos, café…) o por fracturas o desgastes excesivos. Esta situación representa un problema funcional al paciente, ya que como explicamos anteriormente la forma es la que proporciona la función a la pieza.
Pero no hay que olvidar que indudablemente hoy en día, los dientes también son un medio para comunicarnos, para transmitir emociones al sonreír. No hay que subestimar el papel que desempeña nuestra sonrisa en nuestra vida, en la imagen que proyectamos.
El tratamiento de carillas mínimamente invasivas consigue solventar los problemas antes reseñados, dotando al diente de la forma que disfrutaba cuando estaba íntegro y darle el color que deseamos.
Al ser un tratamiento mínimamente invasivo, la preparación necesaria del diente es mínima consiguiendo este resultado con un daño prácticamente nulo a nuestras piezas.